La actividad física es uno de los factores del estilo de vida que pueden influir en el riesgo de cáncer y otras enfermedades crónicas, además de los factores dietéticos, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Estar activo durante toda la vida es tan importante como lo que comemos, lo que bebemos y si fumamos o no. La cantidad de actividad física que una persona realiza en su vida puede afectar dramáticamente no solo su calidad de vida, sino también en su potencial para desarrollar enfermedades como el cáncer y otras enfermedades crónicas.
Los estudios han demostrado que a medida que envejecemos nuestros niveles de actividad disminuyen y que la disminución del ejercicio tiene una asociación directa con la merma de la esperanza de vida. Existen muchas iniciativas nacionales que apoyan el aumento de la actividad física entre todas las edades.
Lo que motiva a las personas a hacer ejercicio es diferente para todos, algunos valoran la idea de la actividad física y han podido experimentar los beneficios de los ejercicios diarios, como un mejor sueño, una mejor salud mental, una reducción del estrés y la ansiedad, un menor riesgo de depresión, mejores niveles de energía, el obvio aumento del tono muscular y la definición que mantiene nuestros huesos sanos y fuertes. Algunas personas también tienen una disposición natural para el ejercicio y puede ser fácil para ellos el estar activos durante toda su vida. Otros tienen que hacer un esfuerzo consciente para hacer ejercicio, lo que es trabajo de todos los días, pero la recompensa vale la pena.
Estar físicamente activo requiere de un mínimo de 30 minutos al día de actividad intencional a un nivel moderado, esto para lograr beneficios para la salud.
Si está comenzando su búsqueda para aumentar la actividad física en su vida, comience despacio. Comience con 15 minutos de caminata o bicicleta y aumente desde allí para lograr una meta de 30 minutos o más por día.
Las investigaciones que analizan la actividad física han encontrado que hacer ejercicio en en el tiempo libre resultó en menores riesgos de cáncer de colon, mama y endometrio. Además, el Instituto Nacional del Cáncer (AICR por sus siglas en inglés) señaló un estudio en donde se estipula una relación entre el aumento de la actividad física y la disminución de los riesgos en otros tipos de cáncer. Específicamente, las mayores reducciones de riesgo se encontraron en los cánceres de leucemia esofágica, hepática, gástrica, renal y mieloide.
Otros tipos de cáncer que mostraron reducciones significativas pero no mostraron una asociación tan fuerte incluyen, los cánceres de cabeza y cuello, recto y vejiga.
La actividad física no solo es importante para la prevención del cáncer, sino también para la supervivencia y más allá. Tenga en cuenta que un poco de actividad física es mejor que nada en absoluto: ¡un poco de actividad puede ayudar!
Como siempre, asegúrese de consultar con su médico antes de comenzar a hacer ejercicio para evitar lesiones.
Kate Ueland, MS, RD se especializa en nutrición oncológica, trabajando principalmente con pacientes con cáncer de mama, ovario, riñón y melanoma en todas las etapas del viaje del cáncer en Seattle Cancer Care Alliance (SCCA) en Seattle, WA. Como asesora y editora de nutrición de Cook for Your Life, Kate se asegura de que todo el contenido culinario se adhiera a la Academia de Nutrición y Dietética y siga las pautas basadas en la ciencia.
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