Ajo

Durante mucho tiempo el ajo ha sido un pilar culinario y medicinal. Además tiene una serie de usos históricos, como el tratamiento de infecciones y dolores de cabeza; y recientemente, se ha usado para potencialmente bajar la presión arterial y el colesterol «malo». El azufre es el antioxidante responsable del olor del ajo, ha sido promocionado como un potente limpiador de la sangre e incluso repelente de mosquitos.

Actualmente, la ciencia moderna está investigando las propiedades ancestrales de esta planta. Con un espectro de componentes saludables como la quercetina, la alicina, el ajoeno y los compuestos organosulfurados, el ajo está siendo estudiado por sus muchas propiedades potenciales de apoyo.

El ajo también es una fuente de fósforo, selenio, cobre, manganeso y vitamina B6. Al prepararlo, el consejo nutricional actual es triturarlo o cortarlo: esta acción permite que los compuestos de azufre interactúen entre sí, activándolos completamente, ¡lo que brinda más oportunidades de beneficios potenciales para la salud!

Es emocionante observar la investigación emergente que se está realizando sobre las posibles propiedades anticancerígenas del ajo (en inglés), ya que nos recuerda la importancia de incluir una variedad de alimentos vegetales ricos en fitonutrientes en nuestra dieta para proporcionar la mejor protección contra el riesgo de desarrollar cáncer y otras enfermedades crónicas.

Consejos del chef

Guarde el ajo a temperatura ambiente en un lugar fresco donde el aire pueda circular alrededor de él. Busque bulbos duros y brillantes – no deben tener parches amarillos o marrones. El ajo entero no debe tener un olor fuerte. Al cocinar, deseche cualquier diente que sea suave y descolorido. Si su ajo ha comenzado a brotar, tire y descarte la parte verde del centro, ya que puede ser amargo. Si tiene un fregadero de acero inoxidable en su cocina, frotar las manos después de cortar el ajo eliminará el olor de los dedos.

A principios de verano, hay diferentes tipos de ajo fresco disponibles en los mercados locales. Los tallos rizados de ajo duro entran en temporada en junio, junto con los cebollinos. Ambas variedades tienen un sabor similar al ajo pero más suave. Trate de saltearlos con aceite de oliva y pimienta negra molida o usando cebollines para sazonar guisos.

Agregue los dientes enteros para agregar mayor sabor, el ajo sin pelar en papel de aluminio para suavizar el gusto y provocar notas dulces. Fría suavemente el ajo en aceite de oliva para infundir el aceite con su sabor o comerlo crudo; y finamente picado en las verduras salteadas para agregar sabor picante. Frote el lado cortado de un diente de ajo alrededor del interior de un tazón de ensalada de cerámica o vidrio para dar a su ensalada un sabor sutil. Los amantes del ajo deben probar nuestra sopa de ajo rostizado o la sopa de jitomate a la provenzal.


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