Los probióticos son microorganismos vivos, a menudo llamados «bacterias buenas», que se encuentran en nuestros intestinos. Estos microorganismos pueden ayudar a descomponer y digerir los alimentos, combatir la inflamación y, en general, mantener un equilibrio saludable de bacterias intestinales. Buenas fuentes de probióticos incluyen alimentos y bebidas fermentados, como yogur, kéfir, miso, kombucha, chucrut y kimchi. Tenga cuidado de no hervir ni cocinar en exceso estos alimentos, ya que esto matará las bacterias beneficiosas. Nuestra receta de sopa de miso con verduras es un buen ejemplo de cómo añadir un alimento como el miso a un platillo caliente.
Todavía se están realizando muchas investigaciones para entender todas las formas en que los prebióticos funcionan en el intestino, pero en general, los prebióticos actúan como alimento para las bacterias intestinales. También pueden ayudar a regular los movimientos intestinales, ayudar a su cuerpo a producir hormonas que señalan hambre y saciedad, mejorar su sistema inmunológico y aumentar las bacterias buenas del intestino. Los alimentos prebióticos son ricos en fibra soluble fermentable. Las frutas, verduras, granos enteros y legumbres son todos ricos en fibra. Varíe el tipo de alimentos de origen vegetal que consume para obtener la mayor cantidad de beneficios prebióticos.
Cocinar con probióticos
Cocinar con probióticos puede ser complicado ya que el calor alto a menudo mata los organismos beneficiosos. Para obtener el mejor efecto probiótico, es ideal consumir estos alimentos crudos. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que los probióticos tratados con calor aún pueden ofrecer beneficios para la salud. Los alimentos ricos en probióticos como el yogur, el miso, el tempeh, el chucrut y el kimchi son versátiles y pueden añadir sabores ácidos y nutrientes a varios platos, desde aderezos y sopas hasta marinados y alimentos a la parrilla.
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